- Establecer una conexión contigo mismo que favorezca la disponibilidad corporal.

- Potenciar tu relación con la tierra (enraizamiento, apoyo, equilibrio, centro de gravedad) y afianzar el anclaje físico tanto

   como interior, 

- Tomar consciencia de los patrones y hábitos posturales que facilitan o dificultan un “sentir” pleno de

   tu cuerpo, (alineamiento postural, eje vertebral, centro de gravedad, polaridades…).

- Convertir el caminar (fundamento del tango) en una fuente de auto-exploración divertida.

- Afinar tu percepción sensorial, la escucha y la receptividad.

- Afirmar  lo femenino y masculino dentro de ti mientras bailas aprendiendo las nociones básicas propios a los dos roles a fin

   de borrar las limitaciones que implica dominar un solo aspecto.   

 - Explorarte y compartir con los demás desde una comunicación corporal lúdica y placentera sin

    expectativas ni exigencias.

- Aprender a improvisar libremente para poder bailar "sin pensar".

- Descubrir y cultivar  la musicalidad de tu propio cuerpo para facilitar  el desarrollo de tu potencial  

   sensorial y expresivo.

- Afianzar tu confianza y autoestima aprendiendo a crear un tango único y personal.

- Conectarte con el aquí y ahora propiciando el “soltar” y el  “entregarse” abrazando todo lo percibes,   

   sientes, pienses y manifiestas en cada instante, tanto como lo que sucede en el otro.

- Gozar de una calidad de presencia cada vez más placentera.

Y así...

          Experimentar el disfrute que propicia el tango al máximo!